En el programa Mayores en la Onda, recordamos cómo se vivía antaño, en la localidad, la incorporación de los jóvenes varones al servicio militar obligatorio.
Durante muchos años, el día de tallar a los quintos, en la tablilla dispuesta en el Ayuntamiento, coincidía con el domingo de Piñata. Era una jornada festiva para los chicos que alcanzaban la mayoría de edad y que pronto se incorporarían al servicio militar. Un día en el que estrenaban traje, bebían, comían y se cantaban numerosas coplas en los corros.
“Domingo de Carnaval, para mí que desgrasiao, metí la mano de quinto y la saqué de soldáo“.
“Ya se van los quintos mare, ya se van los buenos mosos, ya se quean en la esquina, cuatro gatos senisosos“.
El mozo que alcanzaba la talla establecida y no alegaba ningún impedimento físico, era consideraba útil para el servicio militar. Una obligación para los varones de entonces, que se vivía en cierto modo, como una especie de ritual por el que los niños, “comenzaban a convertirse en hombres”.
El servicio militar obligatorio en España, conocido como “la mili”, finalizó oficialmente el 31 de diciembre de 2001.



