Se llama “Reseteando la vida” y tendrá su sede, próximamente, en la planta baja del Hogar del Pensionista. El colectivo ofrece un punto de encuentro y apoyo para mencianas diagnosticadas con esta enfermedad. También trabajará por desarrollar actividades que redunden en la salud física y mental de sus socias.
En Doña Mencía existe una asociación que ofrece un punto de encuentro y apoyo a todas las pacientes de cáncer de mama del municipio. “Reseteando la vida” lleva varios años funcionando, aunque su junta directiva tienen la intención de incrementar la actividad, tras el próximo traslado al local cedido por el Ayuntamiento, en la planta baja del Hogar del Pensionista.
Carmen Alguacil es la presidenta de esta asociación, y Araceli Mármol su vicepresidenta. Ambas explican que una vez comiencen las reuniones en su nueva sede social, realizarán una puesta en común para definir las iniciativas a desarrollar. Entre ellas, podrían plantear talleres de tiro con arco para fortalecer los brazos, sesiones de gimnasia específica dirigida por un fisioterapeuta o incluso atención psicológica.
Sobre los fallos del SAS en los cribados del cáncer de mama, que retrasaron numerosos diagnósticos, Carmen Alguacil se pregunta “cómo alguien puede dejar morir a otro ser humano por cuestión económica, cuando en realidad, dinero para eso hay”. “Con lo duro que es pasar un cáncer. Es muy duro pensar que no te avisen, que no te curen. Cuando pasas por el proceso sabes que cada día, cada semana, es vital. Es un horror”. Araceli Mármol es contundente también al decir que “no se puede fallar en lo importante“.

Desde “Reseteando la vida” recuerdan como fue Juani Baena quien dio los primeros pasos para crear este colectivo. Ella comenzó a reunir a mujeres que habían sido diagnosticadas de esta enfermedad con el objetivo de compartir experiencias. Decidieron entonces constituirse como asociación, para contar con sede social propia, y poner en marcha iniciativas que les sirviesen de ayuda para afrontar el proceso físico y mental que atravesaban.
“Cada una tiene una experiencia, todas son muy válidas y aprendemos unas de otras. Es muy bueno desahogarse con quien te entiende,” comentaba la presidenta de la asociación. “Incluso otras veces, simplemente echamos un café y pasamos un rato de risas. Es también por evadirse, relacionarse con otras personas y romper la rutina,” añadía la vicepresidenta.